Dondequiera que uno mire hoy en día hay consejos sobre cómo esforzarse, vencer a la competencia, ser feliz, exitoso, rico, delgado, casado con su alma gemela, tener hijos perfectos, equilibrar el trabajo y la vida, ganar una maratón y luego volver a casa y hacer la cena perfecta. En otras palabras, cómo ser perfecto o al menos nuestro concepto de perfección de principios del siglo XXI. Existen libros de autoayuda para mejorar todos los aspectos imaginables de la vida, desde tu personalidad hasta tu carrera.
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¿Por qué aceptar la imperfección y mejorar la autoestima?
Porque ¿qué pasa si esforzarse por ser perfecto no es el objetivo correcto? ¿Qué pasa si castigarte, programar y mejorar no es lo que deberías hacer? Porque convertirse en “tu mejor yo” no se trata de ser perfecto (y, de hecho, es un atajo hacia la decepción en el mejor de los casos y, en el peor, un colapso). La perfección es una ilusión y convertirla en el objetivo de tu vida es un error perjudicial. La conclusión es que nunca serás perfecto. La imperfección no sólo es inevitable, sino que también está bien. Y es lo que nos hace seguir adelante.
La perfección es un espejismo, y si es tu objetivo, es muy probable que caigas en la trampa de criticarte a ti mismo cuando no lo logras. Tendrás una visión sesgada de ti mismo al tener expectativas equivocadas. Cuanto más lo intentes y fracases, peor será tu autoestima. Ésa no es una receta para una vida feliz.
Cómo aceptar la imperfección y ser feliz
Se amable contigo mismo
Si constantemente te esfuerzas por alcanzar la perfección y te criticas por no alcanzar esos estándares increíblemente altos, te estás preparando para una vida miserable porque no puedes alcanzar la imposible meta de la perfección.
Echa un vistazo a tú alrededor
A pesar de lo que ves en la televisión y las redes sociales, nadie es perfecto. ¿Alguna vez? En ningún momento de la historia de la humanidad nadie ha sido perfecto. La gente simplemente hace lo mejor que puede, la mayor parte del tiempo.
Acepta tu imperfección
Es parte de lo que te hace humano y no un robot (¡y recuerda que incluso los robots pueden funcionar mal!). La imperfección te hace peculiar, interesante, valiente y admirable. ¿Qué hay de admirar en alguien que obtiene una puntuación perfecta la primera vez, en comparación con alguien que trabajó duro, cometió errores, aprendió de ellos y al final llegó allí? ¿O no lo hizo, pero hizo lo mejor que pudo?
Intentar ser perfecto es elegir sufrir cuando no es necesario. Tratar de ser tu mejor yo es una propuesta muy diferente. Es probable que eso te lleve por todo tipo de caminos interesantes y gratificantes si estás preparado para cometer errores en el camino.
Si tienes algún contacto con las redes sociales, habrás notado cómo todos se esfuerzan por ser perfectos. De repente, no puedes publicar una selfie sin al menos un filtro o salir a cenar sin mostrar tu plato de comida seleccionado. Incluso tu perro tiene que verse perfecto.
¿Qué pasaría si simplemente decidieras alejarte un paso de toda la competencia, de todo ese clamor por me gusta y corazones? ¿Qué pasa si eliges simplemente disfrutar de tu vida sin compartirla con el mundo? Así es como puedes recuperar tu vida, tu autoestima y ser más feliz.
Acepta todas las imperfecciones y disfruta más de la vida
Deja de juzgar
Puedes decidir ahora mismo dejar de analizar a otras personas, buscar lo que está mal en tu rostro, tu cuerpo o tus elecciones de vida. Vuelve a enfocar tu actitud, de modo que dejes de ver la diferencia como un defecto, sino simplemente como algo que hace que esa persona sea única.
Simplemente deja de lado el impulso de criticar a los demás y notarás un efecto de flujo continuo en cómo te ves a ti mismo.
Se la mejor versión de ti
Querer ser la mejor versión de ti no es lo mismo que ser un perfeccionista. Los perfeccionistas nunca están contentos con quiénes son, cómo se ven o cómo les va. Ser lo mejor de ti significa que trabajas duro, lo intentas y no te rindes. Pero no significa que te culpes a ti mismo cuando las cosas no son perfectas y no te tomes el fracaso como algo personal.
Relájate y disfruta del proceso
Los perfeccionistas tienden a tropezar con cada pequeño detalle y permiten que las imperfecciones arruinen sus vidas. Cuando te propones aceptar la imperfección como una parte natural de la vida, te liberas para disfrutar del viaje.
Los obstáculos se convierten en desafíos que hacen la vida más placentera. Puedes reducir la velocidad y notar todas las cosas buenas que hay en tu vida.
Adopta la imperfección como forma de vida
Una vez que haces las paces con la imperfección, puedes ser mucho más objetivo en la vida. Tus perspectivas cambian, y lo que alguna vez parecía abrumadoramente importante, de repente ya no importa tanto. Todas las experiencias se convierten en un aspecto más de una vida vivida en abundancia, que construyen la persona en la que te estás convirtiendo continuamente.
La imperfección deja de ser algo a evitar a toda costa. Piénsalo así: la perfección implica estancamiento, algo que alcanzas y tienes que atender. Es frágil y vulnerable. Pone fin al crecimiento. ¿Y entonces qué? No debes dejar de aprender, crecer y desarrollarte, ¿verdad? Aceptar la imperfección significa que siempre existe la oportunidad de aprender, crecer y convertirte en una mejor persona.